INTRODUCCIÓN



¿Qué está en juego?


La derogación de la “Ley Glass-Stegall” original de 1933, en 1999, fue, quizás, el mayor acto criminal singular cometido contra el bienestar económico del pueblo estadounidense, y el mundo en general, en el siglo 20. A pesar de todas las demandas que pedían lo contrario, la derogación de Glass-Steagall sentó las bases para la creación de una burbuja monstruosa de derivados, que estalló durante la crisis financiera de 2007-2008. Tras ese crac, la primera acción del Congreso debió haber sido corregir su disparate restaurando Glass-Steagall, eliminando, por tanto, la burbuja masiva de valores de apuestas y erigiendo un cortafuegos entre la especulación incontrolada de Wall Street y la City, y la subsistencia de la civilización – precisamente como hizo Franklin Roosevelt en 1933, en Estados Unidos, cuando Glass-Stegall se promulgó, por primera vez, como Ley. En cambio, bajo las amenazas e intimidación de las mayores instituciones financieras, el Congreso aprobó un rescate sin precedentes para los bancos de Wall Street, a expensas de una población estadounidense ya desesperada. Durante los ocho años siguientes, el mundo ha sufrido los efectos cada vez mayores de este fraude, al punto que nuestras naciones enfrentan ahora, otra explosión financiera de una magnitud mucho mayor incluso que la que sucedió en 2007-2008. El único medio para evitar hoy tal destino es el restablecimiento inmediato de Glass-Steagall como el primer paso necesario hacia un programa de recuperación completo estilo FDR como se ha explicado en detalle en LaRouche PAC.




Glass-Steagall propiamente dicho, no es una regulación federal que tiene por objeto frenar las tentaciones criminales, de lo que de otro modo sería un Wall Street y una City desenfrenados. El objetivo de Glass-Steagall es “echar a los cambistas del templo de nuestra civilización”, una vez más, como el Presidente Franklin D. Roosevelt tuvo el coraje de hacerlo. No es un ajuste dentro de un sistema operable diferente. Glass-Stegall es una revolución en la política nacional, una Declaración de Independencia contra un régimen opresivo.

Glass-Steagall no regulará Wall Street ni la City , sino que los destruirá, y terminará con su tortura de una vez por todas. El mundo no necesita ya a Wall Street ni a la City para que crezca su economía, al igual que un tumor no sería de ayuda para el crecimiento de un hombre. El Sistema Americano de Crédito, defendido por mucho tiempo por Lyndon LaRouche, es el ejemplo histórico con el que se financia el futuro de la nación. El culto de Wall Street y la City – el sistema de finanzas caracterizado por los ritmos de aumento en apuestas, robo, y fraude, casi ha destruido, una vez más, Estados Unidos, y por tanto a sí mismo. Como un cáncer, debe matarle a usted para que este pueda seguir viviendo.


¿Cómo de grave es?

Las estimaciones son que la magnitud actual de las deudas acumuladas por derivados como un producto de prácticas financieras especulativas (léase: deudas de juego), se miden ahora en cientos de billones de dólares, pudiendo incluso alcanzar los miles de billones. Incluso cuando se compara con el PIB nominal global, que se estima en alrededor de 70 billones de dólares, llega a ser inmediatamente aparente que esta deuda no se va a poder pagar nunca. La vasta mayoría de estas deudas pendientes son de carácter puramente especulativo, con absolutamente ninguna conexión con la actividad económica productiva, necesaria y legítima. Continuar rescatando (bail out) esta vasta burbuja de obligaciones de apuestas a expensas de una economía real colapsada y que se contrae rápidamente, crearía, de golpe, una hiperinflación al estilo Weimar a escala global, y una crisis económica de proporciones similares a la de una Era Oscura.



Nota: “La triple curva” la presentó, por primera vez, el señor LaRouche en una conferencia en el Vaticano en 1995. La versión que se ve arriba es la tercera en una serie, y las funciones se representan como un instrumento heurístico para describir la función del derrumbe generalizado de la economía mundial desde 1971. La única manera para cortar de raíz el futuro derrumbe del sistema, es mediante el uso del patrón de Glass-Steagall para reorganizar la economía transatlántica, tal que los agregados monetarios y financieros de una economía sean conformes a un incremento en el insumo-producción físico-económico del sistema, frente a un descenso.

A partir de 1999, con la derogación de la Ley Glass-Steagall, el ritmo de crecimiento de la cantidad de agregados financieros (sobre todo derivados) se acelera. En 2007, como consecuencia de la explosión de la burbuja financiera, este ritmo se estanca. Sin embargo, en 2009, al comenzar el programa de Emisión Cuantitativa  por parte de la FED, y seguido por el resto de los principales Bancos Centrales (BCE), dicho ritmo de crecimiento vuelve a acelerarse. Sin embargo, en 2013-2014, con el surgimiento de los rescates internos, los agregados financieros comienzan a desplomarse, tal y como LaRouche predijo en su triple curva de desplome, en 1995.



Glass-Stegall detiene esta catástrofe: Al restaurar la separación entre la banca comercial y la de inversión, Glass-Steagall divide las obligaciones en cuestión, en dos categorías distintas y separadas: legítimas e ilegítimas, siendo las últimas mucho mayores que las primeras. Inmediatamente, declaramos que el gobierno no tiene responsabilidad de devolver las pérdidas acumuladas a través de la actividad especulativa, de manera que se transfieren estos cientos de billones en pasivos, fuera de la contabilidad del gobierno. Forzamos a los megabancos – JP Morgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley, etc. – a dividirse ellos mismos en dos partes: los llamados “brazos de inversión” por un lado, y la aburrida y pasada de moda banca comercial, por otro.


Bajo la ley Glass-Stegall original, sólo los bancos comerciales reciben garantías federales; las “casas de inversión” no disfrutan de tal protección. Aunque sus cientos de billones en “activos” descubiertos podrían no cancelarse explícitamente o eliminarse por ley, sencillamente declararemos que estas deudas son de su propiedad, su responsabilidad, y no del pueblo estadounidense, ni del resto de los pueblos de las demás naciones del mundo. Ningún centavo del rescate va para pagarles, y, sin esta protección artificial, estos activos desaparecerán rápidamente de su propiedad. Nosotros como nación nos libramos de este cáncer, y se restaura nuestro sistema de banca comercial con su función necesaria e indispensable. Esta fue la intención declarada de la ley Glass-Steagall orginal de Franklin D. Roosvelt de 1933.



¿Cómo se agravó esto?


Originalmente producido en septiembre de 2010, el documental “Cómo destruyeron Glass-Steagall” de LaRouche PAC, provee el contexto histórico para la crisis en la que estamos hoy. Este fue el reto de LaRouche PAC al Partido Demócrata: para sobrevivir, debía cesar de ser el partido de Barack Obama y de los intereses de Wall Street que lo controlaban. Estos históricos intereses oligárquicos son los que están destruyendo hoy a Estados Unidos, al controlar los funcionarios clave elegidos, como el entonces presidente del Comité de la Cámara de Servicios Financieros, Barney Frank, autor de la infame reforma de la legislación de Wall Street de Obama. El pueblo estadounidense tiene que expulsar a los jefes del Congreso y al ex-Presdiente, y poner una brecha a través de las líneas del partido, y proporcionarse a sí mismos la prosperidad que requieren.


Nomi Prins sobre Glass-Steagall (Subtitulado en español)

Nomi Prins ofrece algunas observaciones a la conferencia del 30
aniversario del Instituto Schiller discutiendo su último libro:
"Todos los banqueros del presidente" que detalla "la alianza histórica entre
 la Casa Blanca y Wall Street" desde Teddy Roosevelt hasta Obama

Nadie pudo haberlo sabido”

En 2007, durante una videoconferencia internacional en vivo, Lyndon LaRouche hizo un pronóstico económico profético.

No hay ninguna posibilidad de que el presente sistema financiero no se venga abajo, ¡ninguna!¡Ya está acabado! El actual sistema financiero no puede continuar existiendo bajo ninguna circunstancia, bajo ninguna Presidencia, bajo ningún liderazgo, o ningún liderazgo de naciones. Sólo un cambio fundamental y repentino en el sistema monetario-financiero prevendrá un derrumbe general e inmediato en cadena. A qué velocidad no sabemos, pero ocurrirá, ¡y será imparable!

Entonces, en 2008, LaRouche fue uno de los primeros y únicos economistas que supo que sin una reorganización tipo Glass-Steagall de la economía transatlántica, no habría esperanzas de recuperación.




Pero, ¡denle un oportunidad a la Dodd-Frank!

En 2007, a pesar de haber sido advertido por Lyndon LaRouche y otros economistas prominentes de que la economía de EE.UU. nunca sería capaz de sobrevivir a una burbuja monetaria tras otra, cuando golpeó el crac, en vez de separar las deudas ficticias de las legítimas, usando los poderes del Gobierno Federal para proteger al pueblo estadounidense de pagar las pérdidas de Wall Street, el Congreso patrocinado por los bancos de inversión aprobó una ley(escrita por Citigroup) llamada Ley Dodd-Frank. Al demandar “proteger al contribuyente estadounidense terminando con los rescates externos (bailouts)”, el Título II de la Ley Dodd-Frank establece una Autoridad de Liquidación Ordenada, otorgando a la Corporación Federal de Seguros y Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) la autoridad de conducir un rescate interno (bail-in) al estilo europeo. El rescate interno, en sus términos más sencillos, es la política inversa de lo que se hizo, generalmente, bajo la Ley Glass-Steagall de Franklin D. Roosevelt y la Ley Bancaria de 1933. Bajo el rescate interno el banco sobrevive, el depositario no.

En mayo de 2013, LaRouche PAC publicó la historia definitiva sobre el fraude de la conocida reforma de Wall Street de Obama.

El rescate interno, en sus términos más sencillos, es la política inversa de lo que se hizo, generalmente, bajo la Ley Glass-Steagall de Franklin D. Roosevelt y la Ley Bancaria de 1933. Bajo el rescate interno el banco sobrevive, el depositario no.

Las provisiones anteriores de ley y acuerdos internacionales se han elaborado de tal manera que ponen los intereses de la “estabilidad financiera” por encima de los intereses del pueblo de Estados Unidos y su Gobierno.


La lucha por Glass-Steagall hoy


Organizadores de LaRouche PAC en Washington D.C.en 2014

Desde 2008, LaRouche PAC ha liderado la campaña por restablecer Glass-Steagall. Dado que el asunto de la separación bancaria es sistémico, afectando a la subsistencia de todo ciudadano, LaRouche PAC se movilizó para llevar la urgencia de Glass-Steagall a todas partes: concejos municipales, sindicatos de trabajadores, representantes estatales, el Congreso de EE.UU. Y líderes de gobiernos extranjeros. La movilización ha sido tan efectiva, que los enemigos de Glass-Steagall se han visto forzados a ponerse a la defensiva, incluyendo el ex-Presidente Obama, quien en una entrevista con Rolling Stone (en inglés), declaró su oposición explícita a su restablecimiento. A pesar de la repugnante alianza de Obama con Wall Street, el trabajo de LaRouche PAC durante los últimos 8 años ha provocado una movilización histórica a lo largo del país. Ahora más que nunca, el pueblo estadounidense quiere que EEUU retorne a su anterior grandeza, tipificada en el milagro económico de FDR.


Hoy, en el 114vo Congreso, los representantes Marcy Kaptur (Demócrata por Ohio) y Walter Jones (Republicano por Carolina del Norte) son co- patrocinadores de la H.R.381, la actual propuesta de ley llama a un restablecimiento de la Ley Glass-Steagall de FDR. En el Senado, los senadores Elizabeth Warren (Demócrata por Maryland), John McCain (Republicano por Arizona) , Maria Cantwell (Demócrata por Washignton) y Angus King (Independiente por Maine) han introducido la S.1709, la “Ley Glass-Steagall del siglo 21 de 2015”. Un hecho que se ha vuelto a repetir en el 115vo Congreso. 


Mientras que los estadounidenses están empezando a reconocer que la solución a la crisis actual no va a suceder con meras “regulaciones”, está emergiendo lentamente una visión profunda de lo que está en juego y el tipo de liderazgo requerido para sacar a Estados Unidos de este lío. ¿Pero está sucediendo lo suficientemente rápido? Se está organizando discretamente una nueva arquitectura financiera, liderada por las naciones BRICS y su propio reconocimiento de que debe ocurrir un cambio fundamental en el orden financiero global si se quiere que haya hoy paz en el planeta. La política actual de EE.UU. está en el proceso de una colisión directa con esta nueva tendencia global, a menos que forcemos a través de Glass-Steagall, la liberación de nuestro sistema bancario del control parasitario del actual Imperio Británico, estas son las confrontaciones por las que se efectúan las guerras mundiales.

El pueblo estadounidense tiene que adoptar una visión estratégica del mundo y su papel en inaugurar así una nueva era, y eso comienza con el restablecimiento de Glass-Steagall.


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